En este grupo de bienes amortizables entran todos aquellos gastos que tienen una base imponible superior a 300 euros y una vida útil superior a un año, por lo que:
el IVA de la adquisición se deduce en el trimestre en el que se ha dado el gasto
y el IRPF se va amortizando según las tablas que saca Hacienda todos los años en las que se indica que cómo se amortizará
¿Cómo justificarlos?
Estos gastos deben justificarse de la misma manera que el resto:
Una factura que incluya los datos necesarios
Que estén vinculados a la actividad económica en cuestión
Ejemplo:
En este ejemplo, se amortizará el teléfono y se desgravará de forma directa el otro gasto de hardware, los bumpers (la funda) para el iPhone, que no supera los 300 euros.
ℹ️ En caso de que vayas a adquirir un producto por Amazon que se vaya a considerar bien de inversión (más de 300 euros), deberás hacerlo por el apartado de “Amazon MyBusiness” para poder conseguir la factura correcta.
¿Qué tengo que saber sobre los bienes de inversión?
Los bienes de inversión son aquellos gastos que se realizan en productos que van a tener un uso en la actividad económica que será superior al año. Por ejemplo, si te compras un ordenador se presume que lo podrás usar para tu trabajo durante una media de 4 años.
Recuerda que para ser bienes de inversión deben:
Tener una vida útil superior a 1 año
Encontrarse 100% afectos a la actividad económica
Ser imprescindibles para su desarrollo
¿Qué significa que un bien tenga que estar “afecto” a la actividad económica?
Cuando hablamos de que un gasto o un bien de inversión debe estar “afecto” a la actividad queremos decir que debe ser usado única y exclusivamente para el desarrollo de la misma. Es necesario que nosotros tengamos claro el grado de afección para aplicar de forma correcta las normas fiscales respecto de las deducciones en función de cada impuesto.
¿Qué significa que un bien sea amortizable?
¿Cómo voy a poder deducir el gasto de un bien de inversión?
La diferencia entre el gasto por un bien corriente y un bien de inversión es que mientras con un bien corriente, como podría ser un lápiz, el gasto se contabiliza en el mismo momento en el que recibamos la factura, en el caso de los bienes de inversión este coste se “amortizará”.
Te recordamos que un bien de inversión es aquel gasto en un bien que va a ser usado en la actividad económica durante más de un año. Por ejemplo, si el año en el que compramos el ordenador nos deducimos el 100% de su coste, no estamos imputando correctamente el gasto a cada ejercicio de uso efectivo, ya que según la norma contable deberíamos dividir el coste en el número de años que el bien vaya a ser efectivamente utilizado.
Para que lo veas claro, si compras un portátil por 1.000 euros el 1 de enero del primer año, en el resultado de tu actividad económica se va incluir el siguiente detalle durante los 4 siguientes años:
Año 1: 250€
Año 2: 250€
Año 3: 250€
Año 4: 250€
Como puedes ver, no pierdes el gasto, simplemente se imputa a cada ejercicio en el que la norma presume que vas a estar usándolo.